El joven habría escuchado 70 canciones surcoreanas y además vio tres películas y las distribuyó.
Corea del Norte ejecutó públicamente a un hombre de 22 años por escuchar y compartir K-pop como parte de la despiadada represión de Pyongyang contra la información y la cultura externas, según Corea del Sur.
Los detalles del caso fueron publicados en el Informe 2024 sobre Derechos Humanos en Corea del Norte elaborado por el Ministerio de Unificación de Corea del Sur el jueves, que incluyó testimonios de 649 desertores norcoreanos.
Según uno de los testimonios de una fuente anónima, el joven de la provincia de Hwanghae del Sur fue ejecutado públicamente en 2022 por escuchar 70 canciones surcoreanas, ver tres películas y distribuirlas.
La prohibición del K-pop en el país se implementó durante el gobierno del ex líder Kim Jong Il para proteger a los ciudadanos de la “influencia maligna” de la cultura occidental.
La medida se endureció aún más bajo el mandato del hijo de Jong Il, Kim Jong Un, quien adoptó una nueva ley para el Norte en 2020, que prohíbe la “ideología y cultura reaccionarias”.
Corea del Norte ha rechazado las críticas a las graves violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno, calificándolo de parte de una conspiración para derrocar al liderazgo.
El informe también detalla los amplios esfuerzos realizados por las autoridades norcoreanas para controlar el flujo de información externa, con un enfoque específico en los jóvenes.
Según Radio Free Asia, financiada por el gobierno estadounidense , el régimen estaba tomando medidas enérgicas contra la moda y los peinados “capitalistas”, apuntando a los jeans ajustados y las camisetas con palabras extranjeras, así como al cabello teñido o largo.
Otros ejemplos de medidas duras incluyen castigos por prácticas “reaccionarias” como novias con vestidos blancos, novios cargando a la novia, usando gafas de sol o bebiendo alcohol en copas de vino, todas ellas consideradas costumbres surcoreanas.
Los teléfonos móviles también son inspeccionados con frecuencia para detectar la ortografía de los nombres de los contactos, expresiones y términos de jerga que se perciban como de influencia surcoreana, afirma el informe.