En los idílicos paisajes de La Paz, Santander, se encuentra uno de los tesoros naturales más asombrosos de Colombia: el Hoyo del Aire, con 150 metros de diámetro y un abismo que se extiende hasta los 327 metros de profundidad.
Enclavado en un entorno natural sublime, inmerso en la pureza del aire, el sonido de los árboles, los pájaros y un clima fresco y agradable, yace “el segundo hoyo natural más profundo del mundo”, designación otorgada por una expedición polaca que exploró y midió la zona.
De acuerdo a la tradición de los abuelos, que atribuyen su formación a un meteorito, este atractivo natural es propuesto por los amantes de la naturaleza para ser catalogado como una de las maravillas naturales del mundo.
El descubrimiento de este impresionante lugar, se le asigna al sacerdote español Ramón Blanco de Viana, quien explorando la región, se encontró con el enorme hueco y se dice que salió huyendo tras escuchar un sonido similar al rugido de un tigre, nombre que también recibió la vereda donde se encuentra el ‘Hoyo del Aire’.
Victor Alfonso Grandas, campesino nativo de La Paz y profundo conocedor del entorno, compartió con Vanguardia que, años después, el sacerdote español fundó el municipio y que el hallazgo del hoyo tuvo lugar alrededor del año 1790.
Desde entonces, este asombroso sitio ha despertado un inmenso interés entre los visitantes. Sin embargo, la experiencia se limitaba a llegar a sus orillas y observar detenidamente la profundidad del lugar, ya que no disponían de los elementos ni la infraestructura necesarios para realizar descensos.
Sin embargo, el anhelo de Víctor desde su infancia, y probablemente el de muchos exploradores, siempre fue sumergirse en las profundidades del ‘Hoyo del Aire’. Así que, al enterarse de la visita de una empresa de deportes extremos al lugar, se cruzó con una de esas expediciones y logró, finalmente, descender. No obstante, sus expectativas no se cumplieron, ya que creía firmemente que el turismo de aventura y deportes extremos debería arraigarse en La Paz, fortaleciendo así su crecimiento y atractivo turístico.
Con determinación, Víctor se unió a un grupo de amigos y, con la instrucción del Sena, se capacitó para hacer realidad su sueño. Su visión iba más allá de que la gente simplemente observara desde la orilla; quería que todos tuvieran la oportunidad de sumergirse en las profundidades del Hoyo del Aire.
Este lugar alberga una biodiversidad única, sirviendo como hábitat para cientos de especies, desde peces hasta cangrejos. La iniciativa de Víctor no solo contribuye al desarrollo del municipio sino también a la economía de las familias locales.
«Las dimensiones del lugar varían dependiendo del punto; su parte más profunda alcanza los 225 metros, pero hasta la caverna, donde encontramos la corriente de agua, la profundidad es de unos 327 metros. Hasta la mitad del hoyo, el diámetro es de 150 metros, pero a medida que se adentra en las profundidades, la amplitud aumenta», aseguró Victor.
Ubicado a unas 6 horas de la capital del país y a 7 de Bucaramanga, el Hoyo del Aire, así llamado por las corrientes de aire que emana, aguarda la visita de aventureros y amantes de la naturaleza. Para llegar, desde Barbosa se toma la vía a Vélez y luego la ruta hacia La Paz, un trayecto que toma aproximadamente una hora y media. Antes de llegar a La Paz, se toma el desvío hacia la vereda El Tigre y se recorren 3.5 km para llegar al sorprendente lugar.
Además de vestir ropa apropiada para la ocasión, Victor sugiere ponerse en contacto con un guía local. Esto no solo garantizará la seguridad en la zona, sino que también permitirá disfrutar plenamente de la maravillosa experiencia de estar en contacto con la naturaleza.
Actualmente, el descenso se ha visto afectado debido al cambio de propietario de un terreno que se encuentra conectado al lugar de descenso. El nuevo propietario no ha otorgado permisos para el paso de turistas por esa área. Ante esta situación, Victor y los entusiastas de esta iniciativa del descenso a las profundidades del hoyo, están trabajando para que el espacio sea gestionado desde la administración. Esto no solo busca mejorar el proyecto, sino también garantizar un control cuidadoso y responsable del lugar.
La campaña de no arrojar basura ni llevar piedras al fondo es una iniciativa promovida por los habitantes de La Paz. Se ha instaurado la costumbre de que cada visitante se abstenga de llevar piedras y las arroje al fondo. En lugar de esta práctica, se fomenta la conciencia ambiental, ya que cada persona que lleva una piedra contribuye al aumento de peso en el fondo del Hoyo del Aire. Por ejemplo, si 5000 personas participan en esta acción en un año, se acumulan 5000 kilos, y en una década, la cifra asciende a 50 mil kilos.
Es fundamental mantener esta tradición consciente para preservar la belleza natural del lugar y proteger el ecosistema circundante.»Queremos seguir siendo atractivos para la Paz, para los colombianos y también tener la atención de los extranjeros que en algún momento nos visitaban con mucha frecuencia», expresó Victor.
A sus 38 años, este apasionado de La Paz y del ‘Hoyo del Aire’ tiene como siguiente desafío realizar su próxima aventura: acampar en las profundidades de este asombroso lugar.
Siguiendo el ejemplo de exploradores como Juan Carlos Higuera de la Sociedad Colombiana de Espeología, Victor busca sumergirse en la experiencia única de descubrir los misteriosos sonidos de la noche que, según testimonios de campesinos locales, incluyen lamentos y quejas provenientes de las entrañas de este fascinante sitio. Con esta nueva hazaña, Victor espera ampliar su conexión con la naturaleza y explorar los secretos ocultos que el Hoyo del Aire aún guarda en sus profundidades.