El presidente de la Corte Suprema, Octavio Tejeiro, aseguró en Barichara que el principal problema de la justicia en Colombia es la falta de presupuesto y no el sistema judicial en sí.

El problema de la Justicia en el país no es el sistema en sí, sino la falta de presupuesto. En otras palabras, que no hay jueces suficientes para atender la demanda de justicia que tienen los colombianos. Esta es la principal conclusión del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Octavio Tejeiro, quien reconoció, eso sí, que el sistema no es perfecto, y que hay fenómenos como la cultura de ‘ligitiosidad’ de la gente que también motiva la congestión de los estrados judiciales.

El magistrado, quien estuvo en Barichara la semana pasada, habló con Vanguardia sobre la propuesta de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, de si se requiere una nueva reforma a la Justicia y del uso excesivo de la acción de tutela entre los colombianos.También opinó sobre los cuestionamientos que han tenido algunos fallos y defendió la vocación y la imparcialidad de los jueces.

Procesos en la Corte Suprema de Justicia

¿Qué nos puede contar de la compulsa de copias que hizo la Corte Suprema a la Comisión de Acusaciones por la campaña presidencial?

La compulsa copias no es otra cosa que una manifestación de la eventual comisión de un hecho que pudiera ser reprochable, pero es eventual, es decir, no significa la demostración clara, concreta y contundente de la existencia de un hecho.

Al contrario, la compulsa de copias significa la duda sobre algo y, por tanto, se expiden copias para que la autoridad competente inicie las investigaciones, a fin de determinar si en realidad hubo alguna conducta que sea reprochable.

¿Cómo van las investigaciones que se están adelantando en contra de algunos congresistas por el caso de la Ungrd?

Nosotros no podemos dar datos concretos acerca de las investigaciones por la obvia reserva que tienen las investigaciones de carácter penal.Lo que sí le podemos decir al país es que pueden tener la tranquilidad de que la corte y las otras instituciones judiciales están trabajando decididamente por encontrar con prontitud la verdad de los hechos y proceder, cuando sea del caso, a enviárselos a la autoridad judicial correspondiente para que decida sobre esos hechos.

Críticas a los fallos judiciales en Colombia

Magistrado, se está dando un fenómeno que no es solo aquí en Colombia, donde se cuestionan las decisiones judiciales o la autonomía judicial. En algunos casos se apoya la sentencia, si es a favor, pero si es en contra, lo criticamos.

Sí, ese es un fenómeno mundial. Es un fenómeno extraño y, además, es un fenómeno lesivo de la democracia porque socava la debida confianza que debe tener la sociedad y los ciudadanos en sus instituciones judiciales.

Y entonces, cuando algunos actores importantes de la sociedad entran a discutir y a poner en entredicho las decisiones de los jueces, pues en el fondo están minando la misma democracia.El disenso frente a las decisiones judiciales está permitido, es legal. El ordenamiento jurídico permite que cualquier ciudadano tenga la oportunidad de opinar y disentir de las decisiones gubernamentales y judiciales.

Ahora, lo que debe suceder es que ese sentimiento se exprese por los canales legalmente organizados, es decir, utilizando los mecanismos de impugnación procesal judicial, que es la forma legalmente establecida. Y hacerlo, además, de una manera respetuosa, transparente y argumentada.

‘El problema no es el sistema de justicia, sino el presupuesto’

Hay en la justicia unos desafíos muy grandes. Cuando se le pregunta a la gente, hay una percepción de que a veces los procesos se demoran o que hay mucha impunidad en el país. Cree usted que se requiere una reforma a la justicia. ¿Cuál es el problema para usted?

Sí, hay una percepción, a veces equivocada, de lentitud en el sistema y de congestión en el sistema judicial. En algunas ocasiones esa percepción es equivocada, en otras ocasiones la percepción es cierta. Pero eso obedece a diversas causas completamente distintas.

Una de las causas de la congestión judicial es la ausencia presupuestal en América Latina. No tenemos suficiente presupuesto para una oferta de justicia que sea equivalente a la demanda de justicia que exige el pueblo. Traducido en otras palabras, hay menos jueces de los que deberíamos tener.

Ese es uno de los problemas, pero no es el único. También hay una altísima cultura de litigiosidad, lo que llaman ‘pleitear’. Es un comportamiento que nos gusta a muchísimos de los latinoamericanos y no medimos sus consecuencias. Nos vamos directo al litigio, dejando de lado las posibilidades de otros medios de resolución de conflictos.

¿Pero ve necesaria una reforma de la justicia?

Yo creo que el país no está en este momento para reformas constitucionales o legales. Yo creo que el país debe más bien aplicar o cumplir las leyes que tenemos.Ese es el problema central. No queremos cumplir la normatividad existente y entonces pretendemos que reformar las normas nos va a resolver el problema.

Y normalmente las reformas no resuelven de manera íntegra los problemas. Los problemas también tienen solución, por ejemplo, a través de cambios circunstanciales en la sociedad, por vía de cambios culturales, de otras circunstancias que no son necesariamente la reforma de las instituciones jurídicas existentes.

¿Estamos abusando de la tutela en Colombia?

Magistrado, con todas las bondades que nos ha traído la acción de tutela, una de las cosas que hemos visto es que la gente la termina usando para todo, para acceder a la salud, para la educación, etc. ¿Estamos abusando de este mecanismo?

Sí, eso es cierto, ha habido un exceso en el ejercicio del derecho a la acción de tutela y esto genera congestión judicial, pero en buena medida también está justificado. ¿Por qué? Porque el Estado no cumple satisfactoriamente las otras funciones que debería cumplir.

Entonces, si el sistema de salud no cumple adecuadamente sus misiones, pues el ciudadano se ve en la necesidad de acudir a la acción de tutela para resolver sus inconvenientes. Pero no es solo el sistema de salud, es el sistema de educación, el sistema pensional, en ocasiones el sistema de transporte, en muchas ocasiones los servicios públicos.

Y con esa acción de tutela entonces se multiplica la congestión judicial y por tanto se hace más difícil resolver los problemas de los ciudadanos.Pero fíjese que el origen del inconveniente no está en el mismo sistema de justicia. Está en otros elementos del Estado, que con sus incumplimientos motivan las acciones de tutela, generando congestión de los jueces en todo el país.

Ni reformas, ni nueva Constituyente: hay que hacer cumplir lo que ya hay

Hay unos sectores del Pacto Histórico que han venido impulsando una Asamblea Nacional Constituyente. ¿Qué opina al respecto?

En este momento, es más importante cumplir las disposiciones constitucionales que tenemos que intentar reformarlas. Es más importante cumplir lo que tenemos que intentar reformarlo. Con el solo hecho del cumplimiento masivo generalizado de las normas legales del ordenamiento jurídico tendríamos suficiente y no necesitaríamos ni reformas ni nada más.

“No podemos olvidar el Holocausto del Palacio de Justicia”

¿Algo más que quiera agregar?

Sí, un par de cosas. La primera, que este año se cumplen 40 años de lo que hemos llamado el Holocausto del Palacio. Es muy importante que no lo olvidemos y que a las nuevas generaciones les mostremos lo que ocurrió, siempre con la idea puesta en que jamás se repita.

Eso de un lado. Por otra parte, hay que decirle a la sociedad que piense que la justicia no solo está en la organización judicial, no solo está en los jueces. La justicia la hacemos todos los ciudadanos. Y este es un llamado a que todos hagan actos justos, a que caminen con justicia por donde vayan porque mejora la situación y la convivencia de todos y de todas.

Y al mismo tiempo la democracia también somos todos. A veces cuando llega el momento de las elecciones, se cree que es un derecho, pero si uno lo mira del otro lado, es un deber con la sociedad. Es un deber acudir a las urnas, expresar nuestra opinión mediante un voto, decir cuál es el candidato o los candidatos que nos gustan y cuáles son los que no nos gustan.

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