Por un accidente en el 2017, cuando un tractocamión se quedó sin frenos y tropelló a 22 personas, dejando cinco muertos, se pensó en una variante. Siempre una tragedia precede las obras. Desde 2018 se inició la obra. La variante se iba a entregar para diciembre del 2022, pero como siempre pasa, algo “pasa”, se incumplen las fechas y los plazos, algo muy común en Colombia. La gente aplaudió el inicio de la variante que salvaría a San Gil de accidentes de tránsito y de la congestión del centro de la ciudad que ya no resiste tanto vehículo por sus estrechas calles. La obra se ha retrasado un 48 %, por diferentes causas, incluyendo la guerra Ucrania-Rusia. Unos informes dicen que la variante es de 7 km, otros de 9 km de longitud con 3.7 metros de ancho. Ahora, dicen los informes, que la variante de San Gil “estaría lista en 2028”. Otro “elefante blanco”, como la carretera a Málaga, de la que decía un amigo: “de larga está bien, pero de ancha no”. Van gastados 183 mil millones, faltando 1.5 km cuyos trabajos se adelantarían entre 2025 y 2026.
El día de la firma del contrato, sacaron pecho autoridades civiles, gremios, obispos, gobierno (aquí lo que importa es la vanidad y algo el pecho), pero nadie volvió a velar ni a presionar la conclusión de la obra. ¿Solo era la fotografía?, cuando sabemos según los veedores ciudadanos que desde diciembre 2023 no hay informes de avances. Los puentes están en “obra negra”. Uno se pregunta: ¿el pueblo no dice nada?
Infinidad de mesas de trabajo que no definen nada, “cuentos de hadas” porque la comunidad, dice que faltan 5 km por ejecutar. El contratista ya fue sancionado por incumplimiento, había solicitado un plazo hasta diciembre de 2023 para entregar la obra. Ya vamos en 2025 y sigue el “elefante blanco” afectando barrios enteros sin que nadie lidere ni vele por esas comunidades cuya vida cotidiana está afectada. Se parece al “”Paseo España” en Bucaramanga, lleva en cuatro cuadras, 4 años de retraso.
La misma a carreta a Bogotá, siguen sin ampliarse hace 50 años, como una serpiente se extiende, delgada y sinuosa, cuyo recorrido con tantos camiones, un viaje de San Gil a Bucaramanga, puede durar cinco horas y lo que podría ser un viaje para apreciar el Cañón, se torna un suplicio.
Nota
Propuesta: como en Barranquilla, se reunieron 100 empresarios pensando en ciudad y en un edificio con oficinas excelentes, contrataron, filósofos, ingenieros, expertos urbanistas y comenzaron a construir y pensar en ciudad. Se hizo una nueva Barranquilla. Se lograron los sueños de una ciudad cultural y emprendedora. Bucaramanga debe ir por ahí. Hacerla grande.