Esta es la historia de Johanis Menco, la exfutbolista y ahora ciclista que con mucha resiliencia se enfrenta a la adversidad.Segundos antes de ingresar a cirugía, Johanis Menco escuchó de la voz del médico: “ella está grave, se va a morir”.
No hubo tiempo de casi nada. La portera del Real Santander, que ultimaba detalles para atajar en Atlético Bucaramanga, estaba a punto de disputar el partido más difícil, ante un rival implacable, que pretendía eliminarla del campeonato.Allí, en un momento de recogimiento, le dijo a Dios: “si estoy para ti, llévame. Y si me tienes para algo grande, déjame”.
A ‘pie limpio’
En San Pablo, Sur de Bolívar, una región golpeada por la violencia, pero con personas que se levantan en la cultura, la pesca o la música, 26 años antes, nació Johanis, en medio de una humilde y nutrida familia, conformada por seis hermanos más.
Desde niña su pasión por los deportes, esencialmente el fútbol, creció, mientras forjaba un carácter fuerte enfrentando a niños más grandes, a quienes gambeteaba con habilidad, jugando a ‘pie limpio’ en calles de cemento, en el mejor de los casos.
Como algunos de los grandes porteros, entre ellos René Higuita, se relacionó con el arco por casualidad, porque jugada de zaguera central en el fútbol y de pívot en el ‘micro’; sin embargo, probó ‘bajo los tres palos’ y esta posición, que heredó de su abuelo, le abrió las puertas del fútbol profesional en 2017 con el Real Santander, a la vez que estudiaba topografía en las Unidades Tecnológicas de Santander.
Su agilidad para ‘volar de palo a palo’ le permitió convertirse en el cerrojo del conjunto ‘albiceleste’, que más allá de perder algunos partidos, evitaba una que otra goleada con las extraordinarias atajadas de ‘Purry’, como le dicen desde niña.
Un ‘día en la oficina’
En el velódromo Alfonso Flórez Ortiz, que hace honor a quien fuera el primer ciclista colombiano en ganar una competencia europea, en el Tour de l’Avenir de 1980, están por iniciar el entrenamiento los integrantes de la selección Santander de paracycling.
Uno a uno se van sumando con una gran motivación en el horizonte: los Campeonatos Nacionales de Pista y Ruta, que serán en Bogotá entre el 26 y el 30 de septiembre de 2025.
A Johanis no le gusta llegar tarde, todo lo contrario, prefiere ser de las primeras y comandar, no solamente el entrenamiento mientras el ‘profe’ soluciona algunos detalles logísticos del viaje, sino liderar el buen ambiente, con bromas y pidiendo canciones al exitoso tándem santandereano conformado por Mauro Rojas y David Mariño, que suele amenizar los exigentes ejercicios con música para todos los gustos.

También está acompañada por un fiel escudero, su buen amigo Daniel Camilo Sarmiento, para quien ella “es una hermana mayor”.
“Te estoy llamando, porque necesito más de ti…”, canta Johanis a todo pulmón, como si estuviera en plena discoteca, al tiempo que el grupo de deportistas se dispone para ‘un día más en la oficina’, bajo un inclemente sol.
Ya en tono más serio, llega la primera indicación, de quien provisionalmente se pone ‘el traje de entrenadora’: “hacemos ejercicios con banda y luego 20 minutos de bicicleta, para empezar”.
El ‘profe’ les ‘sacó el jugo’ durante la práctica, porque hay que llegar fuertes a los Nacionales. Johanis no pudo seguir el ritmo, en un tradicional trabajo tras moto, y en la última vuelta perdió la rueda.
“Atención a todas las unidades, mujer moribunda, sin una pata y la otra lesionada…”, es la frase que emite, pero no logra terminar porque la risa le gana.
Del fútbol, al ciclismo
Al ciclismo aterrizó luego de probar en varios deportes adaptados, como el fútbol, la natación, el tenis y el atletismo en la modalidad de lanzamientos.
Había varias opciones, pero Johanis se ha caracterizado por asumir grandes retos. Seguramente el ciclismo es uno de los deportes más exigentes físicamente, pero también le concedía salir de la monotonía y como ella sostiene “ya no era Johanis con un equipo, ahí iba a ser Johanis contra Johanis. O sea, mi mentalidad me iba a jugar un papel muy importante y por eso afronté ese reto”.

No fue simple, para ella la dificultad alimenta sus ganas de salir adelante. Llegaron las primeras caídas, pero perseveró hasta que logró adaptarse a su ‘caballito de acero’, con una prótesis apropiada, de Ottobock.
Luego asomaron los eventos y allí salió a relucir esa competitividad que la impulsa a superarse diariamente.
Como un “Apocalipsis” reconoce su entrenador, William Ricardo Herrera Jiménez, que fue el ‘bautismo’ de Johanis en un Campeonato Nacional en Bogotá. Había que trasladar dos bicicletas y los materiales para participar, además de que todos los días era necesario pugnar por medallas.
A pesar de la odisea y la falta de experiencia, la deportista se subió al podio y confirmó, ante adversarias de mayor trayectoria, el nacimiento de una campeona de la vida y del ciclismo de Santander, porque si bien no nació en la tierra de las ‘hormigas culonas’, no se sonroja al decir que “ya soy una santandereana más mano”.
La decisión más complicada
Los padres de Johanis debían tomar una decisión para la que nadie está preparado. De la ilusión de ver a su hija en el Atlético Bucaramanga, pasaron a definir entre la vida o la pierna de la más resiliente de la familia.
El 28 de junio de 2020 es una fecha que está marcada en la vida de Johanis. Una milésima de segundo puede ser el tiempo suficiente para ganar una prueba ciclística, pero también es el lapso que transforma la existencia de una persona.
No cabía de la dicha, sus sueños de ser protagonista con el conjunto ‘Leopardo’ e integrar la selección Colombia estaban latentes, pero una baldosa un poco salida de su lugar provocó que se tropezara y chocara con un ventanal de vidrio, que le generó múltiples heridas en sus piernas, primordialmente en la izquierda.
“Cuando giré estaba en un charco de sangre que yo la verdad pensé que me iba a quedar ahí. O sea, yo dije ya esto fue grande. Inmediatamente me hicieron un torniquete, me llevaron a la clínica y cuando llegué el doctor dijo que estaba muy grave y me iba a morir”, comentó.
Sentada en las graderías del velódromo de la ‘Ciudad Bonita’, que ahora es como su segunda casa, hizo una pausa en el relato, respiró profundo y con un nudo en la garganta indicó que “el 1 de julio me amputaron la pierna. Mis papás tuvieron que tomar la decisión entre la vida y la pierna. Y bueno, aquí estoy contándote la historia”.
Empezar de nuevo
Cuando salió del hospital mostró una imagen de fortaleza, de querer salir adelante, cuando, a la hora de la verdad, la procesión iba por dentro.“Recuerden que tienen negrita para rato”, sostuvo, minutos antes de iniciar una nueva vida.
Los partidos continuaron, ya no en las canchas de fútbol, sino en el plano judicial, donde batalló cuatro años para lograr la pensión por invalidez, evitando que le hicieran un golazo; y también se enfrentaba a los miedos y esos fantasmas que la atormentaban e invitaban a desistir.

Noches sin dormir (con el síndrome de miembro fantasma), mañanas sin querer levantarse, pero con una voz interior que gritaba fuerte: “acá está prohibido rendirse”.
‘La Purry’ se fue reinventando diariamente y en la bicicleta no solo encontró un nuevo deporte que la hidrata de pasión para soñar en grande: los Juegos Paralímpicos, sino el vehículo de dos ruedas que va más rápido que la ansiedad y la depresión.
Los éxitos deportivos, en Copas, Juegos y Campeonatos Nacionales ya empiezan a ocupar un lugar amplio en su hogar, donde Max, su perrito shih tzu, es el amigo fiel, que la acompaña mientras canta, baila, cocina y lee, que son otras distracciones que la ocupan.
La carrera más difícil
Johanis lucha todos los días con un dolor físico, porque su pierna derecha solo funciona un 50 % de la rodilla para abajo. Tiene una lesión de tibia y peroné, además de pie caído.
Por si fuera poco, le hicieron una artrodesis y su pie lo dejaron fijo, sin movimiento. Tiene una fascitis plantar crónica; es decir que su pierna está en constante dolor y después de los esfuerzos que hace en los entrenamientos le toca llegar a casa a recuperarse, tomando medicamentos 24/7 y aplicándose cremas, también en el muñón, que le queda lastimado.
“Digamos que entre mis emociones trato de mantener lo físico tranquilo, calmado y yo siempre digo, ya después de todo esto, algún día llegará la calma, llegará la recompensa y mientras, pues hacerle de corazón, de mente y seguir”, dice en tono bajo.
“Nada es imposible”
Para Johanis no hay batalla que Dios le dé que ella no pueda soportar.Ha llegado a considerar que el propósito con ella es ser fuente de inspiración para muchas personas.Por eso, por ejemplo, todos los días transmite en TikTok, donde habla de diferentes temas, como el manejo de la prótesis, la resiliencia y las emociones.
Procura dejar una huella en cada persona para poder ayudar a muchos que, como ella, pasaron o están viviendo momentos donde pareciera que la única alternativa es doblegarse.
Si hay una autoridad para hablar de superación y motivación, esa es Johanis, quien es la indicada para cerrar esta historia, hablándole en primera persona a aquellos que se frenan ante el primer contratiempo.
“Se quejan por todo. Eso pasa con muchas personas que lo tienen todo y viven quejándose. Les digo la verdad, no renieguen de nada, seamos siempre agradecidos con lo poco que tengamos. ¿Por qué? Porque un día la vida nos puede cambiar por completo y es ahí donde tocamos fondo y nos damos cuenta en realidad quiénes somos nosotros.
Algunos afrontan la realidad con mucha firmeza, con mucha madurez, pero otros se quedan ahí. Entonces no esperemos pasar por momentos duros para entender que cada uno tiene un propósito grande y que cuando uno tiene ganas, propósitos y sueños los puede lograr, y que nada, recuerden siempre que la discapacidad es mental, los límites son mentales, cada quien decide si avanza o se queda ahí.
Y bueno mano, dejen de quejarse porque vean (se señala) un claro ejemplo de que nada, nada en esta vida es fácil, pero tampoco imposible”.