En una cruzada social, conmovedora y llena de humanidad, Vanguardia, fiel a su compromiso con la comunidad, relanza hoy la campaña ‘Adopte un anciano’, con el fin de brindarles apoyo emocional y económico a los adultos mayores que residen en el asilo San Rafael de Bucaramanga.
El asilo San Rafael, situado en un rincón histórico de Bucaramanga, de manera más exacta en la carrera 15 #2-12, es un acogedor hogar para muchos adultos mayores que, por diversas circunstancias, han quedado solos en el ocaso de sus vidas.
Entre los rostros que habitan ese lugar se encuentra el de Apolinar Sarmiento Flórez, un hombre que, con la mirada serena y la voz pausada, narra un pasado marcado por la nostalgia y la resiliencia.
Apolinar nació en el pequeño corregimiento de Suratá, el 22 de junio de 1945. “En el campo, éramos muchos hermanos y pasábamos penurias”, recuerda con una sonrisa que apenas oculta la dureza de aquellos tiempos. La tragedia lo alcanzó desde pequeño, cuando quedó huérfano de madre y su padre lo abandonó.
Sin más opciones, se dirigió a Bucaramanga en busca de un destino mejor: “Vendía flores en los alrededores del cementerio central para ganarme la vida. Con eso cuartillaba uno que otro pesito”, cuenta, evocando aquellos primeros años en la ciudad.
Sus manos, desgastadas por el tiempo, reflejan el trabajo constante que lo acompañó durante décadas. En 1965 le ofrecieron trabajo en la iglesia de San Pío, donde se convirtió en el sacristán: “Hacía aseo, me daban comida y posada”, dice con gratitud, recordando los agradables años que pasó allí.
Sin embargo, el destino lo llevaría por otros caminos. En 1999, tuvo que dejar la iglesia y, nuevamente, buscar una manera de sobrevivir. Se convirtió en cuidador de carros, oficio que lo mantuvo hasta que, un día, un accidente cambió su vida para siempre. “Una moto me atropelló y la Alcaldía me llevó a una institución”, relata, con una leve expresión de dolor. Aunque aquel lugar no fue fácil para él, finalmente fue trasladado al Asilo San Rafael, donde hoy recibe cuidados, gracias a Dios.
“Siempre estuve solo. Nunca tuve pareja ni hijos”, comparte con una mezcla de aceptación. Hoy, rodeado de otros ancianos que también cargan sus propias historias de vida, Apolinar encuentra un poco de paz, aunque su mirada a veces se pierde en los recuerdos de un pasado que parece tan lejano.
Historias como las de Apolinar y la labor social que se cumple en ese centro geriátrico, nos motivan lanzar la campaña: ‘Adopte un anciano”, que busca acercar a los ciudadanos a la realidad de aquellos que, después de una vida llena de esfuerzo y de sacrificios, hoy enfrentan la vejez en condiciones de vulnerabilidad.
A través de esta iniciativa, se invita a la comunidad a ‘adoptar’ simbólicamente a un anciano, brindándole no solo donaciones materiales, sino también visitas, compañía y afecto. Este gesto de solidaridad es un recordatorio de que la vejez no debería vivirse en soledad, sino acompañada de empatía y amor.
El asilo San Rafael, al igual que muchos otros hogares de adultos mayores, enfrenta retos económicos para sostenerse. Las donaciones son necesarias, pero el verdadero valor de la campaña radica en devolverle a los ancianos algo que parece escasear en estos tiempos: el calor humano.
Apolinar, con sus 79 años, es un ejemplo vivo de la fortaleza frente a la adversidad: “He aprendido a aceptar lo que la vida me ha dado”, dice, con una serenidad que inspira.
Su historia es solo una entre tantas que esperan ser escuchadas y acompañadas. Hoy, gracias a la campaña de Vanguardia, la comunidad tiene la oportunidad de tenderles una mano y, sobre todo, un corazón abierto.
Si usted quiere conocer más detalles de esta cruzada solidaria lo invitamos a comunicarse a través de la siguiente línea telefónica: 318-6585781. ¡Adopte un anciano y transforma una vida con su apoyo, con su amor y su compañía!