El robot con el que iban a competir y el que les permitió ganar el primer puesto en el torneo nacional es un carro que recoge balones y los encesta en un tablero electrónico.

El 24 de febrero de este año, los estudiantes del grupo de robótica del Instituto Técnico Aquileo Parra de Barichara fueron recibidos por la institución y el municipio con bombos y platillos, como estrellas, en carro de bomberos, y no era para menos: habían logrado obtener el primer lugar en el campeonato nacional de robótica que se realizó en Medellín, un hecho histórico e inédito.

Desde ese día comenzaron los preparativos para el siguiente viaje que tenía como destino Dallas, Estados Unidos, en donde se realizaría el encuentro mundial de este año. Solo faltaban dos cosas, las visas del equipo y los recursos, cerca de $10 millones por cada estudiante y el docente líder.

“Ganar el torneo en Medellín fue una felicidad muy inmensa, porque llevábamos un esfuerzo muy grande”, dijo David Díaz, un joven de 15 años, miembro del equipo y quien junto a sus compañeros se quedó con las maletas y las ilusiones hechas, porque el viaje al país con la bandera de barras y estrellas nunca se concretó.

El robot con el que iban a competir y el que les permitió ganar el primer puesto en el torneo nacional es un carro que recoge balones y los encesta en un tablero electrónico, proyecto en el que trabajan hace más de un año.

“Para nosotros no poder viajar fue muy triste, pero ni modo, así lo quiso Dios”, afirmó el estudiante, que sigue trabajando y aumentando sus conocimientos en programación y robótica pensando en nuevas oportunidades.

¿Por qué no viajaron al mundial de robótica?

En medio de la decepción del no viaje, Rubiela Barón, rectora de la institución educativa, explicó que se juntaron diferentes factores.

Por un lado, se tenía que conseguir el dinero, cerca de $60 millones, pero ese no fue el mayor inconveniente. El verdadero lío estuvo en el proceso de visado, para el que, según ella, hizo falta más apoyo institucional.

“La Gobernación de Santander nos ayudó a agilizar el trámite de los pasaportes”, pero para la visa no hubo apoyo de nadie, ni de la Presidencia de la República. Inicialmente la cita en la embajada la obtuvieron para agosto de 2026, más de un año después del evento, pero después de gestiones de una ciudadana que reside en Barichara lograron que la cita se las dieran para abril de este año.

En ese momento se le solicitó a la organización del mundial de robótica una extensión para pagar la inscripción de 1.600 dólares ($8 millones aproximadamente) y presentar los papeles correspondientes. Pero esa solicitud les fue negada.

Por este motivo, uno de los integrantes del equipo, decepcionado, no viajó a la embajada – los otros sí y recibieron el visado –. Este retraso en el proceso hizo que la consecución de los recursos también se detuviera.

En cuanto al dinero, los alumnos tenían asegurados los $6 millones que iba a aportar la Alcaldía de Barichara, entidad que también ayudó a financiar el viaje a los campeonatos nacionales con $4 millones, más de $1 millón en donaciones.

Pero no fue posible conseguir el resto del dinero con otras entidades públicas. “Nosotros sabíamos que podíamos conseguir los recursos con ayuda de la comunidad que apoya mucho, pero sí es muy triste la falta de apoyo del Estado y más para una institución como la nuestra, de la provincia, en donde contamos con menos herramientas para desarrollar proyectos de esta naturaleza”, dijo la rectora.

Al final les quedó el aprendizaje, la seguridad de tener el talento para conseguir grandes resultados, la confianza para seguir compitiendo y los recursos que la alcaldía iba a aportar para el viaje ahora irán para mejorar el laboratorio de robótica. Claro y las medallas del torneo nacional, un gran recuerdo del ¡Sí se puede!

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