Más de 6.000 personas quedaron atrapadas durante horas en trenes de alta velocidad en España por una avería eléctrica. Sin aire acondicionado, comida ni baños, vivieron una noche crítica bajo temperaturas extremas que marcaron un récord histórico en el país.

Lo que debía ser una jornada de movilidad rápida y moderna se transformó en una larga noche de angustia, calor y desinformación para miles de pasajeros en España. Al menos 23 trenes de alta velocidad de las compañías Renfe, Ouigo e Iryo quedaron varados el lunes en diferentes puntos del país tras una avería masiva en la línea Madrid-Andalucía. Sin electricidad, sin aire acondicionado y con temperaturas que rozaron los 46 °C, más de 6.000 personas vivieron una de las peores crisis ferroviarias en años recientes, justo en medio de la ola de calor más extrema registrada en la historia moderna del país.

El fallo eléctrico se produjo a última hora del lunes 30 de junio, cerca de Villaseca de la Sagra, en la provincia de Toledo, y afectó directamente al sistema de catenarias, impidiendo el flujo de tensión necesario para la operación de los trenes. La situación impactó especialmente a los trenes de alta velocidad (AVE), que conectan Madrid con ciudades como Sevilla, Málaga y Cádiz.

Uno de los episodios más dramáticos se vivió en el tren AVE 5862, con destino a Málaga. Los 318 pasajeros a bordo permanecieron encerrados durante más de 12 horas, atrapados en medio de la nada, sin acceso a servicios sanitarios, con escasa comida, rodeados de insectos y expuestos a un calor abrasador.

“Fue una pesadilla. Había niños llorando, personas mayores deshidratadas y nadie nos daba una respuesta. Solo silencio y más calor”, relató Antonio Relegado, pasajero del tren afectado, a través de su cuenta de X (antes Twitter), donde documentó en tiempo real lo que describió como “una negligencia, no una incidencia”.

Entre los afectados, una mujer de 84 años tuvo que ser evacuada de urgencia y trasladada al Hospital Universitario de Toledo por insuficiencia respiratoria. Poco después, el centro médico confirmó su estabilización y posterior alta. Pero no fue el único caso: otros pasajeros reportaron crisis de ansiedad, arritmias y descompensaciones, incluyendo un hombre que viajaba con un respirador cuya batería se agotó.

La falta de atención oficial fue suplida, en parte, por la respuesta solidaria de las autoridades locales. El Ayuntamiento de Villaseca de la Sagra, junto a vecinos voluntarios, distribuyó más de 1.200 litros de agua, alimentos, mantas y pañales, mientras los pasajeros seguían atrapados sin una hoja de ruta clara ni asistencia directa de las compañías ferroviarias.

“No hubo plan de evacuación, ni información precisa. Lo que vivimos fue abandono”, afirmó Relegado. La situación se prolongó hasta la mañana del martes 1 de julio, cuando los pasajeros finalmente fueron trasladados en autobuses a sus destinos o devueltos a Madrid.

Ola de calor sin precedentes en España

La crisis ferroviaria coincidió con un fenómeno climático alarmante: junio de 2025 fue el mes más caluroso jamás registrado en España, con una temperatura media de 23,6 °C, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Esa cifra supera incluso los promedios habituales de los meses veraniegos de julio y agosto, y deja claro que el país está atravesando condiciones cada vez más extremas por efecto del cambio climático.

“Junio ha sido no solo caluroso, sino anómalamente extremo”, alertó la Aemet, que reportó picos de 46 °C en Huelva, rompiendo todos los récords para ese mes. Esta situación, según expertos, agrava los riesgos en los sistemas de transporte, infraestructura eléctrica y salud pública.

Las críticas no se hicieron esperar. Renfe, la principal operadora ferroviaria estatal, y Adif, la empresa gestora de la infraestructura, fueron señaladas por la falta de protocolos efectivos ante la emergencia. Si bien ambas entidades ofrecieron disculpas y señalaron que la reparación de la avería fue prioritaria para restablecer el servicio lo antes posible, los afectados aseguran que hubo una ausencia total de asistencia en el momento más crítico.

De hecho, cinco trenes de la compañía Iryo y siete trenes de Ouigo también fueron impactados. Algunos no lograron salir de las estaciones, mientras otros quedaron detenidos en zonas rurales como Puertollano y Ciudad Real. En total, se estima que más de 10.000 pasajeros sufrieron retrasos y alteraciones severas en sus itinerarios.

“Este incidente deja al descubierto la fragilidad del sistema ante contingencias técnicas y climáticas. No se puede improvisar la seguridad de miles de personas”, señaló Cristina Fernández, portavoz de la Federación Española de Usuarios del Transporte.

El episodio ha abierto un debate urgente sobre la modernización de la red ferroviaria española y la preparación del país frente a los efectos del cambio climático. Aunque España es considerada un modelo en transporte ferroviario de alta velocidad, incidentes como el del lunes ponen en evidencia la falta de resiliencia del sistema ante eventos extremos.

Este martes, las estaciones de tren más importantes, como Madrid Atocha, Sevilla Santa Justa y Málaga María Zambrano, presentaban largas filas y demoras acumuladas, mientras miles de viajeros intentaban reorganizar sus trayectos.

Se espera que en los próximos días las empresas implicadas ofrezcan compensaciones económicas a los afectados, y que se adelante una investigación oficial sobre las causas exactas de la avería, así como sobre la actuación de las autoridades ferroviarias durante la emergencia.

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