El puente que une a ambas comunidades rurales se cayó hace 6 años aproximadamente. Como no ha sido repuesto por parte de las autoridades, la población se moviliza en una peligrosa e improvisada tarabita.

El pasado 15 de abril Orlando Calderón estuvo a punto de perder la vida junto a su esposa e hija al intentar pasar sobre el río Chicamocha en una tarabita que instaló la comunidad hace cinco años ante la caída del puente que les facilitaba la movilidad entre las zonas rurales de Riochico en Molagavita a Palmas de Felizco en Mogotes.

Calderón iba a saludar a su familia que vive en una de las veredas de Mogotes, pero el paseo terminó con peladuras en varias extremidades, en un accidente que pudo ser fatal para él y los suyos.

Cuando viajaba colgado en las tensadas extensiones de acero cedió una de las bases ubicada en uno de los extremos y que sostienen el andamiaje, generando la caída del pasajero a un costado del río.

La tarabita es el paso obligado sobre el río Chicamocha entre las zonas rurales de Riochico en Molagavita a Palmas de Felizco en Mogotes (Fotos suministradas / VANGUARDIA).La tarabita es el paso obligado sobre el río Chicamocha entre las zonas rurales de Riochico en Molagavita a Palmas de Felizco en Mogotes (Fotos suministradas / VANGUARDIA).

El afectado dijo que este es el segundo accidente que sufre en este medio de transporte, por donde pasan diariamente estudiantes, campesinos y toda la comunidad, que se arriesgan a ser arrastrados un día cualquiera por la fuerza del Chicamocha.

Hay que aclarar que desde septiembre del año pasado los 8 estudiantes que iban desde Mogotes a recibir clases en la sede de la Institución Educativa Lagunitas ubicada en la vereda Riochico dejaron de realizar el trayecto por el riesgo que representaba y ahora reciben clases con un docente nombrado por el ente departamental en su territorio.

Los que si viajan son los campesinos y habitantes de esta zona rural de Mogotes quienes diariamente llevan sus productos cosechados a Molagavita, en donde además también algunos de ellos reciben los servicios de salud. Bovinos, caprinos y otras cargas también tienen que pasarse entre las aguas.

El problema, por supuesto, no es el río ni la gente que usa la tarabita, sino la falta de un puente porque el que existía colapsó hace seis años aproximadamente y a la fecha no ha sido repuesto por parte de las autoridades.

Una demanda de tiempo atrás de la población

Lo más preocupante de este caso es que una acción popular reposa desde hace cinco años en el sistema judicial. Marco Antonio Velásquez, veedor ciudadano y accionante dentro del proceso legal, dijo que se está solicitando la construcción del puente que es fundamental para todas las comunidades de esta zona del departamento.

Sin embargo, esta petición no se ha logrado llevar a un juicio y en el marco del proceso se han evaluado opciones como la instalación de un puente militar y el mantenimiento a la tarabita.

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