Bucaramanga es la segunda ciudad con la mayor caída de la pobreza monetaria, con una reducción de 6,6 puntos, detrás de Cali (8,5 puntos). Hay 417.028 personas que viven en situación de pobreza monetaria. Esto representó una disminución de 77.099 pobres frente al 2021.
Una persona se encuentra en situación de pobreza monetaria en el área metropolitana de Bucaramanga, según el Dane, cuando sus ingresos mensuales están por debajo de los $547.356. Esto es lo que se conoce como la línea de pobreza monetaria para el 2022.
Y en el caso de un hogar promedio conformado por cuatro personas, la línea de ingresos es de $1’160.153, cálculos del año pasado.
Este dato recuerda la manera en cómo se calcula la pobreza monetaria. Es decir, es la plata “literal” que gasta una persona o un hogar para comprar la canasta básica de alimentos, la que cumple el más mínimo requerimiento calórico, que son 2.100 calorías días.
En Bucaramanga y su área, hay 417.028 personas que viven esta realidad, conocida como situación de pobreza monetaria. Esto representó una disminución de 77.099 pobres frente al 2021, cuando se registraron 494.127.
Esta lista la engrosa Valdomero Quintana, quien es comerciante informal y se gana la vida, como él mismo dice, “vendiendo chucherías”. Explica que encontró en este oficio una oportunidad para generar medianamente una fuente de ingresos, la cual le permite sacar adelante a su familia, compuesta por una esposa y seis hijos.
Aunque, “si bien no me siento un hombre pobre, en muchas ocasiones atravieso por momentos difíciles que me impiden ‘cuadrar caja’ al final de cada mes”.
El testimonio de Valdomero es una muestra de cómo cientos de personas en Bucaramanga bregan para tener dinero y así comprar el mercado para comer.
Incidencia de la pobreza
De acuerdo con el Dane, el índice de pobreza monetaria de Colombia se ubicó en 36,6 % para el 2022, lo que significa una caída frente al 2021, cuando fue de 39,7 %. Eso equivale a una caída de 3,1 puntos porcentuales.
En Bucaramanga, la situación es mejor que en el panorama nacional. La ciudad redujo su pobreza monetaria al pasar de una incidencia del 40,8 % en 2021 al 34,2 % en 2022

“Bucaramanga es la segunda ciudad con la mayor caída de la pobreza monetaria con una reducción de 6,6 puntos porcentuales, detrás de Cali que registró una caída de 8,5 puntos”, dijo Piedad Urdinola, directora del Dane.
Estas buenas cifras contrastan con las penurias que ha pasado Valdomero a sus 60 años, quien vive en el barrio Girardot. Y aunque “esto de las ‘chucherías’ me da para vivir, he pasado por momentos de grandes líos económicos porque la plata no me alcanza. Soy de los que certifico que la informalidad es para mí una alternativa, pero por eso mismo es incierto mi diario acontecer”.
Si bien afirma que su rebusque le ha servido para sacar adelante a su hogar, le preocupa que este oficio de las ventas informales no lo protege.
“Es decir, no obtengo beneficios sociales ni garantías de primas o pensiones. A pesar de esto, recurro a esta opción debido a la falta de empleo formal y la necesidad de generar ingresos para mantener mi casa”, cuenta Valdomero.
Entre los factores que más ayudaron a reducir la incidencia de pobreza monetaria en la ciudad, el principal fue el crecimiento económico, con un aporte de -11,56 puntos porcentuales. Como segundo factor se ubicó la redistribución de subsidios, con -1,03 puntos porcentuales.
Vadomero no entiende muy bien las estadísticas de las tasas de empleo ni de los indicadores de pobreza del Dane. No obstante, “percibo que en Bucaramanga ha aumentado significativamente el número de personas que, como yo, tienen que hacer malabares para sobrevivir. Yo no sé si son las políticas del Gobierno, si son las secuelas de la pandemia o si es que la vida está muy cara, pero pasamos por momentos complicados”.

Más allá de la falta de seguridad laboral, de ausencia de contratos formales y de la inestabilidad económica, Valdomero se enfrenta a duras jornadas en las calles del Centro de Bucaramanga.
“Yo trabajo de 7 de la mañana a 7 de la noche, llueva, truene o relampaguee. No tengo de otra, si quiero responder por los gastos de mi familia, debo enfrentar mi viacrucis”, concluye.
Pobreza monetaria extrema
Y dentro de los pobres en el país hay un grupo de hogares que son los “más pobres entre los pobres”. A estos los mide el Dane con la línea de pobreza monetaria extrema, que para el 2022 se ubicó en $262.273 de ingresos mensuales por persona. Esto se traduce en un alza de $52.132 frente al 2021, cuando estuvo en $210.141. Al revisarse por hogar promedio de cuatro personas, la línea para considerase pobre extremo en Bucaramanga es de $1’049.092.

En este grupo, la ciudad registró también una reducción, al pasar de 10,4 % en el 2021 a 9,5 % en el 2022. Lo que equivale a una caída 0,9 puntos porcentuales. Esto contrasta con lo que experimentó el país, que presentó una leve alza de 0,1 puntos entre los dos años analizados. 13,7 % fue la incidencia de pobreza monetaria extrema en el 2021, mientras que la del 2022 estuvo en 13,8 %.
Este panorama llevó a la analista económica Natalia Galvis Arias, consultora en política social, a afirmar que los hogares que eran pobres hoy son mucho más pobres que antes.
En este grupo está Enrique Meza Gómez, quien “hace hasta lo imposible para conseguir empleo, pero no ha sido fácil”. Tiene 50 años, tiene una relación estable y, como él replica, “por fortuna no hemos tenido hijos”.

Ante la falta de oportunidades laborales, asegura que junto a su esposa han tratado de no dejarse derribar por la pobreza. “Nos defendemos como podemos y tratamos, en la medida de lo posible, de conseguir el sustento diario”.
La analista Galvis explica que los recientes resultados de pobreza monetaria evidencian dos cosas. La primera, algunos hogares que durante la pandemia cayeron en pobreza lograron recuperarse, es decir, la reactivación de la economía les permitió acceder nuevamente a las oportunidades y a los mercados.
“Segundo, los hogares que ya eran pobres antes de la pandemia están en peores condiciones. Y esto es posible atribuirselo al bajo crecimiento y a la inflación tan alta. Y preocupa porque hoy son más pobres, eso significa que sus condiciones de vida están empeorando”, advierte Galvis.
En Bucaramanga y su área, hay 116.360 personas en situación de pobreza monetaria extrema. Es decir, 10.022 menos frente al 2021, cuando se registraron 126.382.
“Para mí es duro ser pobre, no solo por los duros trabajos informales que hay que asumir para sacar adelante el hogar, sino porque, siendo fuerte y con muchas ganas de emprender, me cuesta mucho reunir los suficientes ingresos para vivir de una forma más cómoda. Si me pregunta si soy pobre, diría que sí. Sin embargo, mi pobreza no proviene de mi forma de pensar, sino de la poca opción que se encuentra en la ciudad para salir adelante”, relata Enrique.

‘Kike’, como le dicen sus amigos, señala que “se le mide a todo’. Todos los días, recorre las calles de Bucaramanga en busca de oportunidades para ganarse uno que otro peso. “En lo que mejor me va es en las ventas, pero de todas formas no es suficiente. El trote es bravo y, si uno quiere ganar un poquito más, tiene que esforzarse más de 12 horas al día”.
Sea como sea, ‘Kike’ dice que ha logrado ganarse la vida, al lado de su esposa. Anhela, eso sí, que las condiciones económicas cambien, “porque mi bolsillo no aguanta más crisis como las que hemos pasado en los últimos años aquí en Bucaramanga”.
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Según la analista económica Natalia Galvis Arias, consultora en política social, hay tres factores que inciden en este momento: 1. El crecimiento. 2. La inflación. 3. El mal desempeño de las transferencias.
“Es decir, estamos en un punto en el que los tres motores para la reducción de la pobreza están funcionado mal: bajo crecimiento, alta inflación y pésima capacidad de redistribución. En este orden de ideas, a estas personas no les alcanza para comer. Los hogares no están comiendo”.
En el caso de Bucaramanga y su área, Raúl Serrano, secretario de Competitividad y Productividad, le atribuye al esfuerzo del tejido empresarial la reducción de la pobreza monetaria.
“Gracias al esfuerzo que hacen las pequeñas y medianas empresas de la región y los emprendedores que sueñan con progresar, Santander tiene un talento humano muy especial y sus empresarios son los héroes”.
