La colaboración entre equipos, el análisis forense en cementerios, y la respuesta a las solicitudes de las familias de personas dadas por desaparecidas son componentes clave en este esfuerzo por dar respuestas y justicia a las víctimas y sus seres queridos.
La problemática de las desapariciones en Colombia es una tragedia no contada en su verdadera dimensión. La cifra de desaparecidos ha aumentado dramáticamente, pasando de 1.104 a 112.640 en un corto periodo, reflejando la profundidad y el alcance del problema. Este incremento resalta la importancia de la labor de las organizaciones comunitarias y de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), cuya misión es encontrar tanto a los desaparecidos vivos como recuperar los cuerpos para entregarlos a sus familias.
En el país, el proceso se ve influenciado por diversas dinámicas regionales y temporales, según explicó a Vanguardia Luz Janeth Forero Martínez, directora general de la UBPD. El universo de búsqueda en Santander incluye 4,563 registros; sin embargo, “esto no significa que este sea el número de solicitudes de búsqueda que tenemos”, comenta Forero.
La problemática de las desapariciones en Colombia es una tragedia no contada en su verdadera dimensión. La cifra de desaparecidos ha aumentado dramáticamente, pasando de 1.104 a 112.640 en un corto periodo, reflejando la profundidad y el alcance del problema. Este incremento resalta la importancia de la labor de las organizaciones comunitarias y de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), cuya misión es encontrar tanto a los desaparecidos vivos como recuperar los cuerpos para entregarlos a sus familias.
En el país, el proceso se ve influenciado por diversas dinámicas regionales y temporales, según explicó a Vanguardia Luz Janeth Forero Martínez, directora general de la UBPD. El universo de búsqueda en Santander incluye 4,563 registros; sin embargo, “esto no significa que este sea el número de solicitudes de búsqueda que tenemos”, comenta Forero.
Un ejemplo destacado es la desaparición en la frontera de Norte de Santander, que tiene dinámicas distintas a otras regiones del país. La estrategia de búsqueda masiva conecta casos individuales a través de patrones de terror y tácticas específicas, generando así líneas de investigación más efectivas.
Un caso emblemático en esta compleja red de desapariciones es el de la masacre del 16 de mayo en Barrancabermeja, donde además de los homicidios, hubo numerosos desaparecidos. Este caso ha impulsado hipótesis concretas dentro del Plan Regional de Búsqueda y ha involucrado la colaboración entre equipos de diferentes regiones, incluyendo Norte de Santander y Santander.
El proceso también incluye la exploración de cementerios como potenciales lugares de entierro clandestino. Estos cementerios como el de Campo Hermoso en Bucaramanga, el de San Vicente de Chucurí y otros en zonas rurales han sido identificados como puntos de interés forense. “La operación en Barrancabermeja y la medida cautelar en el Cementerio Central reflejan el esfuerzo por recuperar cuerpos y esclarecer los hechos”, añadió la directora general.
En términos de ubicación de las desapariciones, los hechos suelen ocurrir en zonas rurales, mientras que las solicitudes de búsqueda provienen mayoritariamente de áreas urbanas. Barrancabermeja se destaca con un alto índice de desapariciones, seguido de municipios como San Vicente de Chucurí. Sin embargo, la migración y el desplazamiento interno complican la identificación precisa de las áreas con mayor número de solicitudes.
La integración de esfuerzos entre los equipos de búsqueda y la entrada a las comunidades han permitido recopilar información crucial. Las familias de los desaparecidos, a menudo ubicadas en distintos municipios, dirigen las investigaciones hacia lugares específicos, basadas en relatos sobre los últimos paraderos conocidos de sus seres queridos.
Barreras y desafíos en la búsqueda
La desaparición forzada ha sido utilizada como una herramienta de control territorial y generación de miedo, lo que perpetúa el negacionismo. A pesar de la existencia de datos históricos y denuncias recibidas por la Fiscalía, Medicina Legal y el Centro de Memoria Histórica, muchas desapariciones no se reportan formalmente. La UBPD ha recibido alrededor de 10.000 solicitudes de búsqueda de casos que nunca antes habían sido denunciados, según explicó Luz Janeth Forero Martínez.
Para romper con el centralismo, la UBPD ha establecido equipos en distintas regiones del país. En Santander, por ejemplo, hay un equipo dedicado que trabaja en colaboración con organizaciones sociales y gobiernos locales. Este enfoque territorial es esencial para adaptarse a las dinámicas y necesidades específicas de cada región, donde las características de la violencia y los actores involucrados varían significativamente.
“El éxito de la UBPD se mide en términos concretos: cuántas personas desaparecidas se encuentran y se entregan a sus familias. La participación de las víctimas y sus organizaciones ha sido vital en este proceso. Estas organizaciones, que han aprendido y desarrollado sus propias metodologías de búsqueda, colaboran estrechamente con la Unidad, complementando sus esfuerzos y conocimientos”, concluye Forero Martínez.

Mujeres, protagonistas en la búsqueda de desaparecidos
En Colombia, la lucha por encontrar a los desaparecidos tiene un rostro predominantemente femenino. Un asombroso 95 % de las personas que buscan a sus seres queridos son mujeres, y de este grupo, el 55 % son madres, de acuerdo con informes de la Comisión de la Verdad. Esta realidad no solo refleja el profundo dolor que atraviesan, sino también su incansable perseverancia en la búsqueda de justicia y verdad.
No obstante, como lo revela el informe ‘La verdad de las mujeres, víctimas del conflicto armado en Colombia (Tomo I)’, de la Ruta Pacífica de las Mujeres, la confrontación de las mujeres, especialmente en su rol de madres, desafía la lógica de los combatientes, quienes a menudo terminan cediendo a sus peticiones y exigencias. Sin embargo, estas acciones de desobediencia e insubordinación frente a los grupos armados también les acarrean amenazas posteriores, que frecuentemente resultan en desplazamientos forzados de sus territorios y en nuevas agresiones físicas y psicológicas hacia ellas.
“Quienes confrontaron de manera directa a los armados evidencian también la huella del trauma, del impacto físico y emocional que generó esta experiencia y sus efectos posteriores”, asegura dicho informe.

Las mujeres no solo son buscadoras, sino también líderes en este doloroso camino. El 90 % de las organizaciones de familias de desaparecidos están lideradas por mujeres. Estas organizaciones se convierten en refugios y plataformas de acción, donde se articulan esfuerzos para mantener viva la esperanza y exigir respuestas del Estado y otras entidades responsables.
El impacto de esta lucha en la salud mental es devastador: El 90 % de las familias de desaparecidos sufren de enfermedades relacionadas con la salud mental. Entre las afecciones más comunes se encuentran el estrés, la ansiedad y la depresión. Estos trastornos no solo afectan la calidad de vida de las buscadoras, sino que también evidencian el profundo daño emocional que la incertidumbre y la espera pueden causar.
Además, el 10 % de las mujeres buscadoras han desarrollado cáncer, una cifra alarmante que pone de manifiesto la gravedad de la carga física y emocional que llevan estas mujeres a lo largo de los años, como lo ha registrado organizaciones como
La búsqueda de los desaparecidos no es solo una misión, sino también un proceso que consume gran parte de la vida de estas mujeres. Según organizaciones sociales, la Comisión de la Verdad y la UBPD, muchas de estas mujeres llegan a los 70 años aún en la búsqueda de sus familiares. La vejez las encuentra con la esperanza intacta pero con cuerpos y mentes marcados por décadas de lucha incansable.