El 2023 cerró con un indicador que continúa dando vueltas en la cabeza del mandatario: la ejecución presupuestal en materia de inversión para programas y proyectos fue la menor en 15 años. ¿Qué pasa?
No hubo amenaza de remezón, jalón de orejas o reprimenda pública que valiera. El gobierno de Gustavo Petro se rajó a la hora de ejecutar el presupuesto en 2023: de cada $100, solo se comprometieron $86. Lo anterior implica que quedaron en veremos recursos por $45,6 billones: lo suficiente –por ejemplo– para hacer las líneas 1 y 2 del metro de Bogotá.
El año pasado, para el funcionamiento de todas las entidades del Estado –incluidos el Congreso, organismos de control y altas cortes, es decir, entes autónomos que no dependen del Gobierno–, se destinaron recursos por el orden de $423,1 billones. De ese total, $326,6 billones fueron para ministerios y otros sectores que sí están bajo la batuta del Ejecutivo. Sin embargo, apenas se ejecutaron $280,9 billones. Es decir, el 86 %.
Si bien alarma que quedaran congelados $45,6 billones, hay otra cifra aún más angustiante que deja al descubierto las costuras del “gobierno del cambio”.
En los entresijos de las cuentas estatales –después de lo que se debe destinar obligatoriamente para el funcionamiento de las entidades y el pago de deudas– hay un renglón que despierta el mayor interés de todo gobernante: lo que se destina para inversión.
Se trata de los recursos palpables y tangibles para hacer realidad los proyectos de Gobierno, es decir, el mentado cambio –al menos en materia de infraestructura, lucha contra la pobreza o generación de oportunidades– que prometió Petro en campaña. Allí el Ejecutivo también se raja: solo ejecutó el 71,3 % del presupuesto, el porcentaje más bajo en 15 años, según un estudio del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana. “De los $83,3 billones para inversión durante el año pasado, el Gobierno ejecutó $59,4 billones, lo que representa el 71%. Este porcentaje se ubica 6 puntos porcentuales por debajo del promedio histórico (77%)”, concluye el informe.
Una revisión realizada por este diario evidencia además que en los ministerios de Educación (98 %), Salud (92,0 %) e Igualdad (90 %) es donde mayor tasa de ejecución total hay. Sin embargo, el Departamento Administrativo de la Presidencia –Dapre– (16 %), Planeación (45,4 %) y Ambiente (50,4 %) figuran como los más relegados. (Ver infografía al final)
En materia de inversión –es decir, la plata para concretar el Plan de Desarrollo–, las carteras con mayor ejecución son Igualdad (95,5 %), Educación (91,2 %) y Trabajo (89,2 %). No obstante, las más colgadas son Dapre (6,7 %), Hacienda (22,8 %) y Planeación (27,1 %). A ese top 5 se suman dos sectores claves y decisivos para el mandatario: Ambiente (34 %) y Vivienda (41 %).
El Dapre merece un análisis aparte. La entidad que hoy lidera Carlos Ramón González –uno de los pocos que le habla al oído al Jefe de Estado– presenta un rezago escandaloso: de $5,6 billones, apenas ejecutó $896.106 millones. La situación se hace más inquietante si se revisa a la luz de la coyuntura que vive el país por cuenta de las sequías y la intensificación de El Niño.
Una de las entidades adscritas al sector que engloba el Dapre es la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), encargada de coordinar todo el sistema de atención y prevención de emergencias. Aunque su presupuesto fue de $2,2 billones, solo ejecutó $130.655, es decir, un ínfimo 5,8 %. Teniendo en cuenta que la UNGRD maneja casi el 40 % del presupuesto total del Dapre las miradas están puestas allí para tratar de explicar el rezago. Fuentes consultadas por este diario coincidieron en que, si bien el manejo interno no ha sido el mejor, no puede pasar por alto que durante un mes la Contraloría suspendió al director Olmedo López –otro de los incondicionales de Petro–, lo que contribuyó supuestamente al parálisis de la entidad.
Al interior del Ejecutivo hay quienes también le atribuyen la situación a la tramitología que hay alrededor para manejar los recursos. De allí que en noviembre el Gobierno publicó una resolución para contratar de manera directa sin intermediarios.
Lo cierto es que las alertas persisten. Desde la Comisión Tercera de la Cámara, encargada de asuntos económicos y de hacienda, la representante Katherine Miranda dijo que la génesis de la crisis “es mala planeación”.
El año apenas arranca y la meta es ejecutar $502,6 billones. Con todo, desde ya hay otro chicharrón que empantana las cuentas: según Portafolio, hay $13 billones que no tienen destinación específica, lo que deja en veremos más de 100 obras y proyectos de inversión, entre ellos, el metro de Bogotá o el metro ligero de Medellín.