Álvaro Leyva hizo pública una carta dirigida a Gustavo Petro en la que detalla tensiones en el Gobierno y lanza acusaciones directas a Laura Sarabia.
Tras meses de insinuaciones en redes sociales, el excanciller Álvaro Leyva Durán decidió finalmente hacer pública una extensa carta dirigida al presidente Gustavo Petro. En cinco páginas, el exfuncionario detalla los obstáculos que enfrentó durante su paso por el gobierno, la compleja relación que sostuvo con el jefe de Estado y la influencia que, según él, ejercía Laura Sarabia como jefe de gabinete.
Leyva afirma que, desde su nombramiento como canciller, intentó establecer un diálogo directo con el mandatario, pero sus esfuerzos se vieron sistemáticamente frustrados. Según relata, Sarabia se convirtió en una barrera constante, controlando el acceso al presidente y decidiendo, incluso, sobre aspectos personales de su agenda. “Me hizo esperar horas con la excusa de que eventualmente sería recibido, hasta que entendí que ella era dueña de su tiempo y de algunos de sus quehaceres”, aseguró.
Álvaro Leyva asegura que el Presidente tiene problemas de drogadicción
Con un tono crítico pero sereno, el excanciller le dice al Presidente que él sigue siendo víctima de de sus cuestionados funcionarios, refiriéndose a Benedetti y Laura Sarabia, a lo que se suma que usted no ha logrado escapar de la personalísima trampa que lo destruye siempre más.
Líneas abajo asegura el excanciller que “fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción. ¿Pero qué podía yo hacer? … Guardo en mi interior la pena de no haber intentado extenderle la mano» escribió Leyva.
Críticas a Benedetti y decepción por la política exterior
Más allá de los obstáculos burocráticos, el excanciller también lanza duras críticas a Armando Benedetti, a quien Petro le encargó la embajada en Venezuela. Leyva señala que la reunión con Benedetti, solicitada por el propio presidente, le reveló una realidad preocupante: comprendió que (Benedetti) “estaba adicto a las drogas (…) comprendí que se trataba de un enfermo… sigue igual, señor presidente”.
En la misiva, Leyva expresa su desencanto con el manejo de la política exterior del gobierno. Asegura que llegó con el propósito de posicionar a Petro como un líder global, pero se encontró con un mandatario reacio a trabajar en equipo. “Si bien es cierto que fui un funcionario de altísimo nivel, supuestamente cercano a usted, debo manifestar que nunca fue fácil aproximarlo”, admite, a pesar de que, según él, entregó todo por la causa presidencial.
En la carta, asegura el mismo Leyva que es un acto de catarsis y despedida. Asegura que jamás le falló al presidente y que no tiene reclamos pendientes, escribe que asumió la Cancillería con ánimo desprevenido, con deseos de buscar que Petro pudiera ser un líder continental y una esperanza mundial. Pero deja claro que las diferencias se volvieron insalvables.
«Yo nunca le fallé presidente. Me la jugué entera por usted y la causa. Ni un solo reclamo me puede hacer. Más, sin embargo, fueron surgiendo discrepancias y hechos de fondo que me fueron alejando» Alvaro Leyva.
Y culmina su carta extendiendo una invitación al presidente a reunirse, a recibirlo y a tener una conversación para evitar entre todos un incendio social.
“Ojalá se animara a hacerlo, le haría una necesaria insinuación pensando en usted y en la nación entera” terminó.