La construcción de cambuches en las laderas de la meseta de Bucaramanga tiene en alerta a las autoridades locales, por el daño que tal proceder les hace a esas escarpas.
En las laderas de la Comuna Norte, sobre la prolongación de la calle 45 y en los cerros de Morrorrico, así como en inmediaciones de las escarpas de los barrios La Feria, Nápoles, Camilo Torres y Don Bosco se han detectado, desde hace varios meses, la construcción ilegal de ranchos.
El tema más neurálgico se registra a un costado de la hondonada que comunica con la zona de Chimitá, en donde se contabilizan 56 cambuches.
Los promotores de ese tipo de invasiones son personas de escasos recursos económicos, quienes adelantaron una remoción de tierra, lo que está afectando de manera considerable a esa importante escarpa.
Las voces de alerta las emitieron los vecinos de esos sectores, quienes están preocupados por la forma como crecen tales asentamientos subnormales en diferentes puntos cardinales de la Comuna 5.
Se cree que las difíciles condiciones económicas e incluso los denominados ‘negocios de la invasión’, los cuales motivan a muchas personas a ocupar zonas inestables para luego exigirle al gobierno el ‘derecho a la vivienda’, han disparado estos ilegales sistemas de construcción de viviendas en Bucaramanga.

Y el fenómeno no solo se evidencia en la capital santandereana, también ha venido en aumento en Girón y en Floridablanca. Los asentamientos irregulares, conformados en su mayoría por familias en situación de vulnerabilidad, están proliferando en terrenos que carecen de servicios básicos y de saneamiento
Esta situación no solo representa un reto para los alcaldes del área, sino también un riesgo ambiental.
El desplazamiento interno por la violencia y la búsqueda de mejores oportunidades en áreas urbanas son, entre otras, las causas que han contribuido a esta problemática. Además, la crisis económica ha exacerbado las dificultades para acceder a soluciones habitacionales formales en el área metropolitana.
Las entidades adelantan acciones para desalojar tales invasiones, al tiempo que evalúan estrategias para la reubicación de las familias afectadas.
“Es fundamental generar alternativas de vivienda que respeten la dignidad humana y el entorno natural”, dijo Rafael Gómez Torrado, experto en temas de urbanismo local.
“Uno de los problemas más preocupantes es el impacto ambiental de estas invasiones. Muchas de ellas se están asentando en áreas de reserva natural o en terrenos inestables”, agregó Gómez Torrado.
“Además, la falta de planeación urbana en estos asentamientos subnormales genera una creciente presión sobre los servicios públicos y la infraestructura de la ciudad”, añadió.
Y fue enfático en decir que “el crecimiento desaforado de las invasiones subnormales en Bucaramanga y el área metropolitana es una problemática que no puede ser ignorada por las autoridades”.
Al respecto, el Municipio advirtió que procederá con los respectivos operativos de desalojo e instó a las familias invasoras a gestionar, ante las debidas entidades, los programas de subsidios para la vivienda de interés social.