Los futbolistas de Argentina se verían sometidos a sanciones económicas y también a la posibilidad de quedarse meses sin jugar, tal como ocurrió con los italianos Sandro Tonali y Nicolo Fagioli.

Los jugadores argentinos Ángel di María y Leandro Paredes figuran entre la docena de futbolistas que militan o han militado en la Serie A que están siendo investigados por apostar en plataformas ilegales entre 2021 y 2023, en un proceso abierto por la Fiscalía de Milán.

Presuntamente, los dos jugadores pagaron grandes cantidades de dinero en apuestas por internet, no en partidos de fútbol, sino en otras disciplinas deportivas, a gestores de plataformas ilegales, que utilizaban una joyería milanesa como banco para liquidar las cuentas, informaron el pasado jueves 10 de abril los medios locales.

Además de Di María, exjugador del Juventus Turín y actualmente en el Benfica portugués y Paredes, del Roma y que jugó en el Juventus y el Empoli italianos; figuran en la lista de indagados los italianos Alessandro Florenzi, entonces delantero de la Roma y ahora en el AC Milan; Niccolò Zaniolo, jugador de la Fiorentina; y el portero de la Juventus Mattia Perin.

El caso implica también al también mediocampista estadounidense del Juventus Weston McKennie, y a los italianos Raoul Bellanova (Atalatanta), Samuele Ricci (Torino), Cristian Buonaiouto (Padova) y Matteo Cancellieri (Parma), además de Sandro Tonali -antes en el AC Milan y ahora en el Newcastle inglés- y Niccolò Fagioli -en la Fiorentina-, ya inhabilitados en el pasado por su implicación en apuestas.

Un extracto de las investigaciones abiertas en relación a otro caso por la Fiscalía de Turín, tras revisarse chats de teléfono entre Tonali y Fagioli, permitió la apertura del caso, por el que los jugadores implicados pueden ser procesados por la justicia deportiva.

Entre otros investigados están el tenista Matteo Gigante, el árbitro de fútbol amateur Pietro Marinoni, que habría actuado como intermediario y otra docena de personas no vinculadas al mundo deportivo.

Como parte de la investigación, la policía financiera de Milán confiscó preventivamente un millón y medio de euros por “ejercicio ilícito de actividades de juego y apuestas, blanqueo de capitales y responsabilidad administrativa de las entidades”.

 

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