Precisamente el exmandatario fue condenado en primera instancia por los delitos de Interés indebido en la celebración de contratos y Peculado por apropiación, imponiéndosele una pena de 17 años y 11 meses de prisión. Y su secretario de infraestructura, Clemente León, recibió una condena todavía más severa, a 21 años de prisión.

Esta semana se conoció la condena penal en contra del exalcalde de Bucaramanga, Luis Francisco Bohórquez, y de otros involucrados en el famoso escándalo de corrupción denominado “Manantial de Amor”, una iglesia a través de la cual direccionaron contratos de forma indebida en esa administración.

Precisamente el exmandatario fue condenado en primera instancia por los delitos de Interés indebido en la celebración de contratos y Peculado por apropiación, imponiéndosele una pena de 17 años y 11 meses de prisión. Y su secretario de infraestructura, Clemente León, recibió una condena todavía más severa, a 21 años de prisión.

También en contra de la coordinadora de la oficina de Alumbrado Público, Gloria Azucena Durán, se produjo una condenación a 16 años. El predicador Leonardo Luna Escalante, fundador de la iglesia “Manantial de Amor” y quien fuera el jefe de empalme de la administración de Bohórquez, fue condenado a 8 años, y otros dos contratistas recibieron penas de más de 10 años de cárcel. ¡Una fulminante condena de primera instancia!

El escándalo delictivo lo denunció la Unidad Investigativa de este periódico y en medio de las investigaciones de la Fiscalía se produjo la captura y detención de varios implicados. Luego vino la acusación y después la libertad por vencimiento de términos del exalcalde. Transcurrieron siete años desde la imputación y el jueves pasado terminó el largo juicio con la lectura de la sentencia del juzgado y la declaratoria de responsabilidades penales.

El entramado de corrupción, según el fallo, quedó probado. Los lazos comunicantes entre la administración y la iglesia también fueron demostrados, y las irregularidades contractuales y la defraudación al patrimonio del Estado resultaron ser la constante en la cadena de ilicitudes cometidas. Un carrusel de contratos para favorecer intereses particulares y familiares, una impúdica alianza entre la administración y la iglesia para violar la ley.

La sentencia envía a su vez un mensaje de alerta a los servidores estatales: honrar el servicio público, proteger el patrimonio del Estado, cumplir con los principios de la función pública y respetar el régimen de contratación estatal. Si sucede lo contrario, seguramente la condena penal será inexorable, así los funcionarios abandonen la administración con los bolsillos llenos.

El fallo no está firme, claro está, y el exalcalde y los demás procesados tienen derecho a la apelación y a que todavía se les presuma inocentes. Y en segunda instancia ante el Tribunal Superior de Bucaramanga o ante la Corte Suprema en casación, definirán su suerte. Pero la condena de primera instancia resultó implacable, sin duda.

APARTE: todos los aplausos y reconocimientos para Diego García, nuestro queridísimo “Diego Caricatura”, por su premio nacional de periodismo Simón Bolívar. ¡Extraordinario y más que merecido!

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