Los padres de familia están alertando sobre una peligrosa costumbre que han adoptado algunos jóvenes que, en lugar de asistir a clases, se la pasan en la calle.

Bucaramanga encendieron las voces de alarma ante una preocupante situación que involucra a estudiantes que, en lugar de ingresar a sus clases, optan por pasar varias horas en las calles y regresar a las instituciones educativas poco antes de que termine la jornada académica.

Este comportamiento ha generado una profunda preocupación entre algunos padres de familia, mientras que otros parecen no estar al tanto de lo que sucede con sus hijos durante varias horas del día.

Según las denuncias de padres y de los docentes, este patrón de comportamiento es cada vez más frecuente. Los estudiantes, en lugar de cumplir con sus horarios escolares, se retiran a las calles tras llegar a la institución; incluso algunos se bajan del transporte escolar, contratado por los padres de familia, y nunca entran al plantel.  Varios vuelven una o dos horas antes de finalizar la jornada, simulando haber asistido a clases con normalidad.

Esta situación no solo preocupa por la pérdida de tiempo académico, sino también por el riesgo al que se exponen los jóvenes durante ese tiempo sin supervisión.

“Es alarmante que muchos padres no tengan conocimiento de lo que sus hijos están haciendo durante 3 ó 4 horas en la calle. No saben en qué entornos se mueven ni con quiénes están”, expresó una madre de familia, quien tras descubrir que su hijo no asistía a clases, decidió investigar más sobre este fenómeno.

Se presume que los jóvenes ausentes se van a casas de juegos, se involucran en grupos que consumen sustancias alucinógenas y otros más, de manera literal, se dedican al ocio.

Los docentes también han manifestado inquietud, ya que algunos se han percatado de la ausencia de estudiantes durante las clases, pero la situación pasa desapercibida debido al regreso de los jóvenes a los alrededores del colegio al final de la jornada.

Lo anterior complica la intervención oportuna de las instituciones y dificulta la identificación de aquellos que están faltando sin justificación.

Algunas instituciones educativas ya están tomando medidas para enfrentar esta problemática, como la implementación de controles más estrictos a la entrada y salida de los estudiantes. Sin embargo, muchos coinciden en que es necesario el apoyo de los padres de familia para supervisar más de cerca las actividades de sus hijos.

Las autoridades locales han instado a los jefes de hogar a mantenerse informados y a fomentar la comunicación abierta con sus hijos para evitar situaciones de riesgo.

¿Qué dice el Municipio?

Según la secretaria de Educación de Bucaramanga, Martha Cecilia Guarín Lizcano, esta situación es una denuncia delicada que requiere atención inmediata. Ella destacó la importancia de que, en el caso de los colegios privados, las directivas, los docentes y los padres de familia evalúen los mecanismos que tienen para prevenir el ausentismo de los estudiantes en las clases.

Guarín Lizcano aclaró que la clave para enfrentar estos casos es mantener un contacto permanente con la comunidad educativa, especialmente cuando se trata de situaciones de anormalidad académica.

“Desde el municipio hemos emitido directrices generales para prevenir ese tipo de hechos. En el caso de los colegios privados, estos cuentan con autonomía para tomar decisiones, pero cuando recibimos quejas sobre irregularidades, activamos los mecanismos de alerta y reportamos los casos a las instancias de inspección y vigilancia del sector educativo”, señaló.

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