Egidio Cuadrado comenzó a tocar el acordeón a los seis años y, con el tiempo, se convirtió en uno de sus intérpretes más respetados, coronado como Rey Vallenato en 1985 en Colombia.

Egidio Rafael Cuadrado Hinojosa, Rey Vallenato de 1985, falleció en la madrugada de este lunes 21 de octubre, en la Clínica Colombia de Bogotá, dejando un legado irrepetible en la historia de la música de Colombia y el mundo.

“Con profundo dolor, la Clínica Universitaria Colombia, se permite informar a la opinión pública que ha fallecido en nuestra institución el artista vallenato Egidio Cuadrado”, así comienza este comunicado, tras una semana de atención al destacado músico colombiano, y luego de un fin de semana lleno de especulaciones y rumores a través de las redes sociales en torno a la salud de quien fuera el más importante acordeonero de la agrupación La Provincia de Carlos Vives.

Su salud se venía deteriorando desde hace algunos meses, lo que lo había alejado de la actividad profesional de la interpretación del acordeón, aunque sus amigos y familiares siempre confirmaron que nunca dejó de tocar ese instrumento musical que fue su fiel compañero desde los seis años de edad, cuando tuvo en sus manos su primer acordeón.

Las honras fúnebres se realizarán a partir del mediodía en Bogotá en Jardines del Recuerdo en el norte de Bogotá.

Una vida entregada al acordeón

Durante más de treinta años fue el fiel amigo y compañero musical de Carlos Vives y La Provincia, con una brillante carrera.

Nacido en Villanueva, Guajira, fue un luchador noble, sencillo y con una extraordinaria sabiduría musical, que lo llevó a sobresalir hasta traspasar fronteras, teniendo un inmenso mensaje vallenato que sonó en un acordeón acompañado de su canto.

Egidio Cuadrado comenzó a tocar el acordeón a los seis años y, con el tiempo, se convirtió en uno de sus intérpretes más respetados, coronado como Rey Vallenato en 1985 en Colombia. A principios de los años 90, Carlos Vives lo invitó a participar en la agrupación La Provincia, como un homenaje a la colombianidad, a los músicos de las regiones más apartadas y rurales del Caribe, y como un laboratorio para nuevos talentos de la música colombiana.

La Provincia se convirtió en un país unido trabajando, en un equilibrio de territorios y en un cruce de caminos musicales que dio origen al ‘Rock de mi pueblo’, de Carlos Vives. Esta invitación de Carlos a Egidio, quienes ya sumaron más de tres décadas de amistad y trabajo, los llevó también a colaborar en grandes obras maestras como “La Tierra del Olvido”, en la que el acordeón de Cuadrado tiene un rol protagónico.

Un concertista nato, Cuadrado encarnó la magia del folclor colombiano e inspiró a una nueva generación de músicos a mantener viva la tradición.

En los últimos años, pese a su delicado estado de salud, sacó fuerzas para trabajar en lo que más le gustaba, la música

Participó en el álbum, “Escalona nunca se había grabado así”, una aventura que se originó en Villanueva, Guajira, al encontrar el cuaderno perdido de Escalona y en torno a él, volver a grabar esos clásicos que catapultaron a Egidio y a Vives en 1993.

Luego, a finales de 2023, regresó al escenario y como todo un Rockstar, volvió a tocar junto a La Provincia en el Estadio El Campín en el concierto “El tour de los 30″.

Egidio Cuadrado, el mismo que nunca dejó su sombrero vueltiao, su mochila arhuaca y sus 12 acordeones, quedará para siempre en nuestros corazones; añorando ese canto vallenato que permeó en su noble corazón y diciéndole al mundo que la vida tiene el mayor sentido cuando suena el acordeón de un Rey Vallenato como él.

“Ya son varios años caminando por La Provincia sin el acordeón de mi compadre Egidio, acompañándolo en su lucha por arrancarle pedazos a la vida y que el sueño que hemos vivido en estos 30 años nunca se acabe, juntos hasta el final”, dijo Carlos Vives.

Su partida deja un vacío profundo en la música y en la vida de quienes lo conocieron. Con su acordeón, tejió melodías que resonaron en el mundo entero, en las fiestas colombianas y en las reuniones familiares, creando un lazo entre generaciones.

Su sonrisa cálida y su espíritu generoso transformaron cada acorde en un abrazo sonoro, y sus palabras siempre llenas de cariño hacían sentir a todos como parte de su familia. Hoy, mientras lo recordamos, celebramos no solo su inmenso talento, sino también el legado de amor y alegría que dejó en cada nota.

Con información de Colprensa*

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