Las baterías de baños de Pozo Azul están desmanteladas, llenas de ropa y otros desechos humanos, al igual que la vieja estructura de lo que en algún momento fue una discoteca y un restaurante.

El presente del emblemático balneario Pozo Azul es lamentable y su fuuro, incierto. Desde hace varios años, la comunidad sangileña reclama la recuperación de este espacio que durante décadas fue uno de los principales atractivos naturales del municipio y lugar de preferencia para los paseos de olla.

Poco a poco todo empezó a cambiar. Hace 10 años fue sede de los festivales de verano y hoy hasta las representativas puertas de madera de la entrada están siendo desmanteladas por los amigos de lo ajeno.

Ya dentro del escenario, cada año las estructuras son un reflejo del olvido. A la vieja cafetería le robaron parte del techo, hay grafitis por todos lados, una chimenea con restos de quemas recientes y sillas sin algunas partes. Todo esto es solo una pequeña muestra del panorama.

Las baterías de baños están desmanteladas, llenas de ropa y otros desechos humanos, al igual que la vieja estructura de lo que en algún momento fue una discoteca y un restaurante. Todo con indicios de que estos lugares son usados como hoteles de paso ocasionales, para el consumo de drogas y otras actividades.

Lo único nuevo son las pequeñas montañas de un material negro, que el secretario de Planeación de San Gil, Edward Quintero Araque, explicó que se trata de material de fresado entregado por el Invías, tras los trabajos de reparcheo sobre la vía nacional.

La idea es usar este lote de sobrantes en el mantenimiento de las vías terciarias de San Gil, pero la autorización de parte de esa entidad aún no llega.

Desde la administración municipal reconocen las dificultades que enfrenta el viejo balneario y su recuperación. La esperanza, según Quintero, está en un proyecto en el que vienen trabajando y se encuentra en fase 2, ya con algunas reuniones con funcionarios del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

No obstante, al ser un espacio declarado zona de protección, por ahora la posibilidad es explotarlo como una ruta ecológica, por lo que difícilmente volverá a ser un balneario como antes.

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