El “revolcón” en el gabinete y la ausencia de ministros santandereanos son temas relevantes hoy en el país. Aunque casi ningún santandereano se interesa hoy por una invitacion a hacer parte del Gobierno.
ANÁLISIS
Desde Estocolmo, Suecia, el presidente Gustavo Petro anunció la semana pasada que antes del próximo 20 de julio, cuando comienza la tercera Legislatura de este periodo, quedará listo un “revolcón ministerial”.
El objetivo declarado es prepararse para los dos últimos años de su mandato.
Pero este solo es el contexto del anunciado “revolcón ministerial”. Analicemos ahora lo que serán por dentro esos cambios, y exploremos la ausencia de representación ministerial para Santander en el ‘gobierno progresista’.
Hay que recordar que, hasta hace algunos años, al menos tres, cada vez que se mencionaba un cambio de gabinete ministerial, editorialistas, columnistas y demás líderes de opinión saltaban a reclamar lo que llamaban la “cuota santandereana” en el gobierno central.
“Es necesaria para el desarrollo y la competitividad de la región”, afirmaban.
Hoy, todos parecen haber olvidado esa imperiosa necesidad burocrática y mientras más alejados aparezcan el departamento y la ciudad del “gobierno progresista”, pues mucho mejor. ¡Porque nadie quiere ser la pepita de ese sonajero!
Estas son las realidades hoy:
1. Revolcón Ministerial:
Lo que se sabe con certeza es el anuncio del Presidente Petro de hacer cambios en su gabinete, con el objetivo de prepararse para los últimos dos años en el Palacio de Gobierno.
Aunque apenas se han concretado tres de esos cambios, se espera que al final del proceso mínimo siete ministros sean removidos de sus cargos.
El otro hecho que no necesita verificación es que el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, es el único nombre excluido de esta reorganización gubernamental.
2. Motivaciones detrás del cambio:
Si analizamos en detalle los cambios anunciados y los ya consolidados, es fácil establecer que el Mandatario de los colombianos tomó su decisión motivado por varios hechos que se han manifestado a lo largo de su gobierno que ya cumple dos años.
– Crisis legislativa: El Ejecutivo ha enfrentado dificultades con el Legislativo, lo que podría haber influido en la decisión de reorganizar el gabinete.
– Escándalos de corrupción: Los recientes escándalos de corrupción afectan a funcionarios de alto nivel. Eso habría impulsado en el Presidente Gustavo Petro la necesidad de cambiar su equipo.
– Ejecución presupuestal: Otra de las posibles causas, no menos importante, es que el Presidente ha criticado la baja ejecución presupuestal de algunos ministros, lo que podría haber motivado su reemplazo.
Sin representación santandereana:

Es importante señalar que Santander no tiene representación en el actual gabinete presidencial y nadie suena ni quiere hacer ruido en el sonajero ministerial.
Sin embargo, esa no ha sido la norma del Gobierno Nacional.
Dos santandereanos acompañaron el primer gabinete del Gobierno Petro: la veleña Patricia Ariza, ministra de Cultura y, el barranqueño Guillermo Reyes, ministro de transporte.
En contraste, la ausencia de ministros santandereanos hoy, podría deberse a las prioridades políticas y a la afinidad ideológica del gobierno progresista.
No hay que olvidar que toda representación ministerial, al menos en el papel, tiene como fundamento la capacidad y experiencia de funcionarios, independientemente de su origen regional.
Las prioridades políticas pueden ser otra razón por la cual el gobierno no ha volteado sus ojos hacia candidatos santandereanos.
El enfoque progresista del gobierno podría haber influido en la elección de ministros de otras regiones.
Y siendo algo más positivos, podría tratarse de una posible reubicación de los actuales alfiles en la Administración.
Es decir que, aunque no estén en el gabinete, los ministros removidos podrían ser reubicados en otras entidades o dependencias.
La única certeza, hasta ahora, es que los cambios ministeriales buscan fortalecer la gestión gubernamental y enfrentar los desafíos de los dos últimos años del gobierno Petro.
Y si bien la ausencia de ministros santandereanos refleja una decisión política, también lo es la necesidad de abordar otros factores.
5
De ocho senadores santandereanos con asiento en el Capitolio Nacional votaron a favor de la reforma pensional de Gustavo Petro. Los otros tres votaron en contra.
En la mitad del periodo presidencial

Por: Julio Acelas.
Estudiante del Doctorado de Estudios Políticos
Universidad Externado de Colombia
En la mitad del periodo presidencial, el presidente Petro va a producir el revolcón ministerial más grande y significativo de su gestión, lo que va a marcar la reivindicación o el fracaso del primer gobierno de izquierda, que prometió un cambio profundo de la forma de hacer política y la inclusión de millones de colombianos con políticas sociales profundas.
Ha confirmado cambios en tres ministerios y ha designado dos ministros.
Un elemento clave: el nombramiento de Marta Carvajalino, en agricultura, con el respaldo de Comunes, quienes con la bancada de paz han sido fieles escuderos del gobierno y han votado sus proyectos.

Si analizamos lo que pasó con el caso de Alexander López, en planeación, y Gustavo Bolívar, en el DPS, es evidente que Petro opta por cerrar su círculo con militantes radicales de su proyecto político ideológico, que no debatan ni controviertan las políticas oficiales.
Eso tiene un elemento positivo: gana en cohesión y en equipo, pero es negativo, porque cuando un gobierno en su interior no debate, no contrasta ni tiene voces discordantes, la posibilidad de equivocarse aumenta.
Máxime si son personas que llegan con escaso conocimiento de lo público, lo que ha sido una gran debilidad del gobierno hasta hoy. La tecnocracia no existe y es considerada enemiga.
Uno esperaría que retome el “acuerdo nacional” y logre incluir sectores políticos más de centro y mayor capacidad gestión y negociación.
¿Y Santander…?
En este gobierno, Santander pues está en el peor de los mundos. Votó arriba del 70% contra Petro, el Presidente ha dicho en repetidas ocasiones, en privado, y ha dado la orientación, que no destinará recursos de inversión significativos para el departamento.
Los proyectos que quedaron en el plan de desarrollo no están asegurados, – la PTAR, vía a Pamplona, etc.-, en un escenario claro de recorte presupuestal y cambio de destino de las vigencias futuras.
En ese contexto, llama la atención el rol y protagonismo de la bancada parlamentaria elegida por Santander en 2022.
Por primera vez en la historia, tenemos 17 congresistas -10 senadores y 7 representantes– de los cuales la mayoría -11-, lo fueron porque estaban alineados con el gobierno, o eran independientes o diferentes al clientelismo tradicional, hecho que, increíblemente, ha significado muy poco para movilizar recursos del presupuesto nacional para Santander.
Eso dice mucho de su capacidad de gestión, de la falta de una bancada alternativa sólida: la mayoría de ellos son activistas, han sido solo un “comité de aplausos” del gobierno, no han propuesto ni aprobado proyectos de envergadura para Santander, y todos administran puestos y contratos nacionales y regionales, sin ninguna diferencia de la politiquería.
De ellos, sobresale el senador Gustavo Moreno y el representante Cristian Avendaño, el resto es una bancada pro-gobierno poco conocida y muy mediocre.
Los congresistas tradicionales -6-, tres están con el gobierno, le aprueban sus iniciativas a cambio de puestos y contratos (Durán, Pinto y Rueda) y los demás (Villamizar, Díaz Mateus y Marín) han sido fieles a su rol como oposición.