Los acontecimientos más recientes han elevado el nivel de confrontación a un terreno mucho más peligroso.

La relación entre Estados Unidos e Irán vive uno de sus momentos más críticos en años. La tensión entre ambas naciones no es nueva. Desde la Revolución Islámica de 1979 y la toma de la embajada estadounidense en Teherán, EE.UU. e Irán han mantenido una relación caracterizada por la desconfianza, las sanciones y los enfrentamientos indirectos a través de aliados en la región. Sin embargo, los acontecimientos más recientes han elevado el nivel de confrontación a un terreno mucho más peligroso.

¿Qué ocurrió en los últimos días?

Este fin de semana aviones B-2 del Ejército estadounidense lanzaron un ataque coordinado sobre tres instalaciones nucleares clave de Irán: Fordow, Natanz e Isfahan. Según la Casa Blanca, los bombardeos destruyeron completamente las infraestructuras.

La operación contó con la participación de 125 aeronaves, incluidos siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas. En total, se emplearon 75 bombas y misiles.

Donald Trump lanzó una advertencia asegurando que "quedan muchos objetivos".
Foto:  EFEDonald Trump lanzó una advertencia asegurando que «quedan muchos objetivos». Foto: EFE

Horas después del bombardeo, el Pentágono aseguró que la operación tenía como objetivo “neutralizar amenazas inminentes contra personal estadounidense desplegado en la región”. El generó una inmediata condena por parte del gobierno iraní, que lo calificó como una “agresión injustificada y un acto de guerra”.

En respuesta, grupos armados proiraníes —entre ellos Hezbollah en Líbano y milicias chiíes en Irak— intensificaron sus ataques con misiles y drones contra bases militares estadounidenses y objetivos aliados en la región. Además, se reportó un intento frustrado de incursión con drones explosivos en instalaciones estratégicas en Israel, aliado clave de Washington.

Aumenta la tensión entre Estados Unidos e Irán

El secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, advirtió este domingo que, aunque su país “no busca la guerra”, actuará con “rapidez y decisión” si sus intereses o su personal son puestos en peligro. Por su parte, el expresidente Donald Trump —quien aspira a volver al poder en las próximas elecciones— fue más directo: “Si Irán sigue provocando, la respuesta será devastadora. No dejaremos que nos arrastren a una guerra, pero tampoco retrocederemos”.

Por su parte el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, aseguró que la intervención estadounidense se debe a la “impotencia” de Israel tras la ofensiva que comenzó la semana pasada.

Pezeshkian, citado por la agencia oficial iraní IRNA, sostuvo que Estados Unidos estaba involucrado en los ataques israelíes desde el principio, aunque lo tratara de ocultar, y que al ver la “evidente impotencia” de Israel intervino.

Masoud Pezeshkian, presidente de Irán. 
Foto: A.P.I.Masoud Pezeshkian, presidente de Irán. Foto: A.P.I.

El ministro de Exteriores iraní, Abás Araqchí, aseguró que Irán se reserva “todas las opciones” para defenderse tras el ataque de Estados Unidos contra sus instalaciones nucleares, que “tendrá consecuencias duraderas”.

¿Qué busca cada Nación?

Estados Unidos afirma que sus acciones tienen un carácter defensivo, destinadas a proteger a sus tropas y socios regionales. Washington ha incrementado su presencia militar en Medio Oriente en los últimos meses, especialmente tras el conflicto en Gaza y el aumento de la influencia iraní en Yemen, Siria, Líbano e Irak.

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Irán, por su parte, considera que la presencia militar estadounidense es una amenaza directa a su soberanía y un factor de desestabilización regional. Además, acusa a EE.UU. de apoyar “regímenes opresores” en la región, en referencia a Israel y Arabia Saudita.

A nivel interno, ambos gobiernos tienen incentivos políticos para mostrar fuerza: el gobierno de Trump busca demostrar liderazgo internacional, mientras que en Irán, el régimen busca cohesionar a su población en torno a un enemigo externo común.

¿Una Tercera Guerra Mundial?

Por ahora, no existen indicios formales que permitan afirmar que se avecina una Tercera Guerra Mundial. Aunque el conflicto ha escalado peligrosamente, se mantiene dentro de un patrón conocido como “guerra por delegados” o “proxy war”, en el cual las potencias enfrentadas utilizan a grupos aliados para librar batallas indirectas.

Actualmente, aunque la escalada entre Irán, Israel y Estados Unidos genera alarma internacional, aún no se puede hablar técnicamente de una “Tercera Guerra Mundial”. Sin embargo, si el conflicto se extiende a potencias como Rusia o China, o arrastra a la OTAN y otras alianzas regionales, el escenario podría cambiar drásticamente.

En medio de su represalia,  Teherán habría lanzado ataques contra infraestructuras estratégicas en Israel.En medio de su represalia, Teherán habría lanzado ataques contra infraestructuras estratégicas en Israel.

La Administración de Donald Trump negó este domingo estar en guerra con Irán tras el histórico bombardeo estadounidense de anoche contra instalaciones nucleares iraníes, mientras la República Islámica advirtió de “consecuencias duraderas”.

“No estamos en guerra con Irán. Estamos en guerra con su programa nuclear. Y estamos increíblemente agradecidos y orgullosos de los pilotos de la Fuerza Aérea que hicieron un trabajo increíble anoche”, declaró el vicepresidente, JD Vance, en una entrevista con la cadena NBC.

Sin embargo, Irán respondió a EE.UU. asegurando, a través del Ministerio de Exteriores, que Estados Unidos ha lanzado una “peligrosa guerra” contra Irán.

¿Qué puede pasar ahora?

Las próximas semanas serán decisivas. Si Washington y Teherán optan por una nueva ronda de ataques, la región podría entrar en un ciclo de violencia de consecuencias imprevisibles. En cambio, si se abren canales diplomáticos —por ejemplo, a través de terceros como Qatar o Suiza— existe la posibilidad de evitar una catástrofe mayor.

Condena internacional y llamados a la diplomacia

Mientras Israel respaldó sin reservas el ataque estadounidense, la Comisión Europea pidió contención, diplomacia y un retorno inmediato a la mesa de negociaciones.

Varios gobiernos árabes y latinoamericanos, así como Rusia y China, condenaron la ofensiva militar y la calificaron de “agresión”.

El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó estar “gravemente alarmado” y recordó que “no hay solución militar” que sustituya a la diplomacia.

En contraste, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, afirmó que “el mundo hoy es más seguro”. “Muchos de estos países que nos condenan públicamente, en privado reconocen que esta acción era necesaria”, aseguró.

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